A la persona que tuvo que abrirse de gambas y dejar que un bulto del tamaño de una sandia pequeña le atravesara el agujero del tamaño de un limon grande; a la persona que no le gusta cocinar pero se manda unas milanesas con puré y ensalada de tomate que son la gloria culinaria más grande; a la persona que me banca siempre cuando tengo el peor de los humores (lo cual sucede demasiado frecuentemente) y me saca el dolor de cabeza con sus oraciones mágicas; a la persona -en mi modesta opinión- más generosa y humilde y transparente y copada y BUENA del mundo:

a MI mamá.

(y después, a todas las demás que son madres, también felíz día. Pero como mi mamá no hay)