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martes, marzo 02, 2004

Categorización Caprichosa 

Hay en el mercado de la carne masculina dos subgrupos esenciales, de los cuales se desprenden todos los muchachitos.

A) Los tiernos: los ves y son miel en botella, despiertan tus más profundos instintos maternales, te dan ganas irrefrenables de acariciarles la frente y compartir apacibles paseos en bote, atardeceres dorados, brisa calentita y eternos recitales del Capítulo 7 de Rayuela. Eventualmente caés en la cuenta de que querrías tener hijos con él.

B) Los que no le hacen asco a nada: los ves y son toros, panteras, bestias oscuras y dominantes resollando sexo por todos los poros, despiertan tus más profundos instintos animales, te dan ganas irrefrenables de acariciarle... bueh, todo; y compartir desaforados fines de semana, noches cerradas, aire enrarecido y eternos recitales de gemidos y gritos extasiados. Eventualmente caés en la cuenta que querrías intentar (muchas, muchas veces) tener hijos con él.

C) No, no existe. Este grupo se forma a partir de la conjunción de los dos anteriores, pero aún no se ha encontrado en el universo de la investigación algún ejemplar que fundamente esta hipótesis. De más está decir que cuando lo halle me caso y tiro toda mi concepción sobre independencia femenina por la borda.

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