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jueves, noviembre 25, 2004

Te toy miraaaando 

De repente una se da cuenta que lo que era su pequeño hoyo letrinoso de desagote e impunidad literaria es visitado por gente que no debería.

Algunos por culpa propia, otros por recomendaciones ajenas, esta gentuza me restringe y no me deja decir todo lo que me venga en gana.

Así, es como si uno se levantara y se hiciera una paja mañanera todos los días del señor, sólo para darse cuenta, un martes cualquiera, que la ventanita del baño da a la casa de las mellizas que religiosamente se despiertan para reírse de vos.

Este proceso masturbatorio y masoquista que pretenciosamente se llama blog va llegando a sus últimos estertores. No creo que valga la pena que para probar cuántas metáforas puedo apretar en una sola oración, me pierda de cosas que me hacen bien.

En realidad puede que también lo lea gente del trabajo. Y probablemente me arrepienta de escribir esto que voy a escribir, pero alguien tiene que decirlo. No, no se puede laburar con vos, nena. Sos mimada, no sabés qué carajo querés y que me encapillen de esta manera por un laburo mal brifeado desde el principio me da por el forro del culo. Entonces, spoiled little fuck, curtite.

Pregunta: ¿qué onda esas barras de metal que tienen todas las pizzerías en las ventanas? ¿Es una especie de logia de la barra? ¿Es para agarrarse e inclinarse mejor cuando la muzzarella decide salir por el agujero menos agraciado?

Perdón, es una sarta de incoherencias esto, pero necesitaba descargar tensión (no tengo puchos y estoy enfrente del monitor -insert Twilight Zone theme-).

¿Qué? ¿Querías una historia original, un tratado de literatura bloggeril? No, no soy tan pretenciosa. Curtite vos también.

Tonight's song: The dark side of the moon - Pink Floyd. Best served with: con lo que quieras, ese es un temazo de un discazo. Si lo ponés mientras cortás el pasto, ves cosas raras.

lunes, noviembre 22, 2004

Felicitud 

Que, por supuesto, no existe en forma completa y cabal. Que me rehuye sistemáticamente, como si fuéramos dos polos que se repelen ad infinitum. Que cuando todo iba relativamente sobre ruedas, una se cuelgue pensando en esa persona en la que no debería, mientras enjuaga el último plato y se dispone a tipear racionales para un trabajo que no tiene coherencia.

Y todo para qué. Para no fallarles a los genes, que la empujan a dedicarle tiempo cerebral al bad guy, al que te hizo sufrir como una maldita condenada buena parte del año. Y una busca y rebusca en los archivos, y el círculo vuelve a empezar, porque los dos teníamos problemas pero éramos demasiado superados como para contárnoslos.

Entonces, claro, conversaciones glamorosas de perfectos irónicos, de perfectos desconocidos. Palos infundados, latigazos gratuitos y peleas. Peleas. Yo era la pendeja, él era el niño grande con ínfulas. Ay, con lo que me gusta discutir.

Es por eso, claro. La faceta belicosa se me antoja más cómoda que la dulce, toda la vida. Y el desafío, también. La constante cuerda floja en la que hacía caminar a mi ego. Good times.

Porque es así. O me das un easy going guy con el que yo pueda dejar de pensar en mis complicaciones, o me das un manojo de problemas inventados -o no tanto- para que trate de resolverlos. Ahh, el desafío.

La faceta de justiciera pragmática también me queda cómoda. Nada mejor que aconsejar a los demás cómo vivir la vida, as long as the counselor no tenga idea cómo resolver la suya.

Y mientras hago tiempo para esperarlo en el patio, prendo un pucho y pienso que no lo merezco. Este chico es tan bueno que no merece que juegue con su mente. Prefiero un perverso que juegue con la mía, right?

Tonight's song: Nice guys finish last - Green Day. Best served with: las nefastas implicancias de ser una inconformista de mierda, una apresurada de cuarta, una negada a la completud de la felicidad.

miércoles, noviembre 17, 2004

Smoke in the face 

Si apruebo mi tesis final dejo de fumar. No sé si pueda hacerlo, pero al menos lo prometí.

Vos, sin embargo, tenés un enfisema que te come por adentro y mientras me lo contás te fumás el 25to pucho del día. Tu apuesta es mucho más grande y no sabés calcular probabilidades.

¿Qué carajo te causa tanta gracia? "Cuidenmé mucho, no sé hasta cuándo me van a tener", me decís mientras me servís la ensalada. ¿Cuándo fue que te volviste tan morbosa?

Tonight's song: Te vi - Andres Calamaro & Fito Paez en vivo. Best served with: la catarsis hace su regreso triunfal caminando sobre las brasas tibias de pulmones perforados.

martes, noviembre 16, 2004

Muta en Mute 

La maravillosa niña tenía una rara cualidad, que sólo el padre podía apreciar. Una mutación corpórea. Sus 21 abriles se transformaban ante los ojos de su progenitor en tan sólo 5. Todo dependía de la luna del fin de semana y de la proporción matemática de días que transcurrían juntos.
Durante sus bizarras transformaciones la niña sufría mucho: su pequeño cuerpo no soportaba la dicotomía de su mente adulta, encerrada, censurada, agredida. Entonces, gritos que aullaban por sí solos “¿Para qué me tuviste? ¿Para echarme en cara que me trajiste? ¿Que todo te lo debo a vos? ¿Es que no ves que dejé de ser uno de tus espermatozoides hace rato? ¿Preferís que me eche debajo de un puente, panza arriba, a ver pasar la vida entre faso y faso? ¿Te duelen mucho las manos de destrozártelas laburando, aunque después te quedan fuerzas para agarrarme de los pelos cuando el que se transforma en un nene sos vos?”
Es que esas cualidades son genéticas. Es que tiene miedo de que a su íncubo le pase lo mismo.

Hoy leí que Angelina Jolie dijo que sabe muy bien cómo darle placer a las mujeres. Ok, a step closer to my dream. Si voy a experimentar, que sea con Labios de Churrasco Jolie (o Fiona Manzana, o una tripleta entre las tres). Nevertheless, qué grossa es esta mina. Qué panzada me haría (esto de la abstinencia por falta de tiempo está jugueteando con mi mente).

Tonight's song: Criminal - Fiona Apple. Best served with: hoy salió incoherente, lo cual es coherente con el resto de mi cotidiana incoherencia. Nadie nació making sense.

lunes, noviembre 08, 2004

Dead woman walking 

Dicen que dependiendo del lado de la vereda que uses para posar tus pasos, y de la manera en que lo hagas, tu personalidad se revela ante los ojos de la gente que te ve caminar.
Así, el diariero sabe que como caminás pegada a la pared sos una persona introvertida, callada, con un mundo interior riquísimo que casi nadie conoce. Muy distinto es si a la vez que caminás vas acariciando la pared, o dándole golpecitos, como comprobando siempre que estás cerca de la metafórica muralla protectora. Eso, el psicólogo del cuarto efe lo denominaría conducta obsesivo-compulsiva.
Si, en cambio, caminás por el centro exacto de la cinta de cemento, sos una persona aparentemente equilibrada, extrovertida pero recatada, ciclotímica pero pseudoconstante. Si sos voluminosa físicamente, también puede que bloquees el paso a los demás peatones con derechos, pero ese es otro tema. El florista del puesto azul sabe que sos segura de vos misma, que caminás con paso firme y decidido, hundiendo los talones en la acera como si con ello dejaras algún tipo de manifiesto.
Si caminás peligrosamente cerca del cordón, el portero del edificio de tu amiga se da cuenta de que sos una aventurera sin escrúpulos, que todo en la vida te importa un reverendo coño y que mientras la estés pasando bien y la adrenalina haga su recorrido, el mundo es un lugar feliz. El viento de los autos que te rozan te hace recordar la libertad de una playa desierta, de una montaña escalada con mucho esfuerzo. La línea gris oscura de la vena más gruesa de la calle es una tentación constante, una apuesta a que el chico del bolso no se va a dar vuelta justo cuando vos estés pasando, empujándote a la brea y los baches mientras el tachero de turno se muerde la lengua y tensa los hombros.
Si caminás en zigzag tuviste una buena noche, o de tanto caminar te salieron callos.

El punto importante se suscita cuando independientemente de cómo caminás y todo lo que de allí se infiere, no sabés a dónde vas. Y en vez de detenerte a preguntar, a pedir algún tipo de ayuda, vos le das para adelante, acumulando millas en algún programa inventado por los mismos genios que le dieron nacimiento a la Cafiaspirina y al Speed.

Cada paso es la meta, decía Borges.
Camine, señora, camine, decía Lita de Lazzari.

Tonight's song: Foolish games - Paz Linares' cover. Best served with: sentarse en una entradita de edificio y fumarse un pucho tranquila.

sábado, noviembre 06, 2004

En sorbe cida 

Lo que hacía este señor es juntar (coleccionar, es la palabra) sorbetes usados. Se paseaba con su sobretodo raído y su barba indomable por bares y cafeterías, como quien no quiere la cosa, como esperando o buscando a algún conocido en alguna mesa. Apenas se desocupaban las sillas, corría como poseído y arrebataba los cilindros de plástico antes de que pasara el mozo.

El loquito de la paja, lo llamaban despectivamente los pingüinos ansiosos de propina.

Lo que no sabían es que cada sorbete contiene todas las palabras que la gente no se anima a decir. Todas las que no salen, las que mueren en los silencios incómodos y cobardes cuando la gente se esconde tras el vaso. Como un caracol, el loco metía los sorbetes en su oído y escuchaba con atención.

No sos vos, soy yo.

Conocí a otra persona.

Vámonos a vivir juntos.

Tenés un pedazo de orégano entre los dientes.

Tapame que entró mi ex por la puerta del frente.

Me estoy haciendo pissssssss.

Tierra tragame, tragame ya.

Tendría que haberme pedido el licuado con leche.

Dios, no hables más de trabajo.

Qué lindos ojos tenés.

Me ponés nerviosa cuando me mirás fijo.

Me gustás tanto.

Tonight's song: Pale September - Fiona Apple. Best served with: dejar de guardarse las cosas, que para algo están los momentos que las empujan.

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