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lunes, enero 31, 2005

Here, there and everywhere 

De ese lado de Buenos Aires una chica takes a test on herself, con uno de esos mágicos bastoncitos para niñas grandes, que cambian de color al mero contacto con agua de vientre. Esos bastoncitos que son propiedad exclusiva, instantáneo alivio o desesperación absoluta de esas muchachitas impulsivas, entregadas al fragor de su cuerpo, de su piel de verdad, del calor entre sus piernas, de fluidos incontenibles que tienden a contenerse en un solo lugar.

Del otro lado de Buenos Aires, un señor que ya dejó de preocuparse por dónde tira sus fluidos encuentra un nuevo recipiente para su simiente, porque el anterior ya está viejo y ajado. No le importa demasiado que de esa Mamuschka hayan salido réplicas genéticas exactas, así como no podría importarle menos que la metáfora se vaya a la mierda y trate a sus niños como muñecos con cerebro de madera. Siempre es edificante meterse en la feria vintage de la vida a buscar nuevas ánforas usadas para sentirse vivo, no?

Acá, en el Oeste, está el agite y myself, con una extraordinaria sapiencia para arruinarme la vida y atraer quilombos como imanes; así como para descreer con fundamentos visibles, casi empíricos, de las instituciones que rigen a la sociedad.
Debería dejar de nadar contra la corriente y empezar terapia, el blog se asemeja a un psicólogo babeando listas de supermercado sobre su anotador y me canso de estar atrapada en un eterno monólogo con el éter.

La distancia no desvanece las sospechas, la cercanía no solidifica las certezas.

Tonight's song: Why should I care - Diana Krall. Best served with: reflexiones y ropa para lavar a mano, a la orden.

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